lunes, 31 de marzo de 2008

La escaleta


Para los muy iniciados les contaré que una escaleta es algo así como la columna vertebral del guión. Es el último paso antes de empezar a dialogar. Algunos se lo saltan a la torera y se tiran a la piscina a meter frases en la boca de sus personajes. Yo, que soy extremadamente cauto con estas cosas, prefiero ir poco a poco.

Cada fase del guión te va aportando cosas narrativa y estructuralmente y esta, sin la paja que suponen siempre los diálogos, te da una vista de pájaro perfecta sobre tu proyecto. Con un encabezado y un breve texto descriptivo de cada secuencia tienes una perspectiva mucho más precisa sobre la maquinaria de tu guión.

Generalmente, la escaleta suele ocupar entre 20 y 40 páginas y hay gente que incluso utiliza colores si tiene muchas tramas distintas (cada trama un color) o si quieren hacer una combinación perfecta y equilibrada de muchos géneros (comedia un color, acción otro, drama otro…).


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Un ejemplo de escaleta sería algo así...

14. EXT. ENTORNO REFUGIO ÁRABES. NOCHE

Ecuatoriano y Marimacho se acercan al refugio de los insurgentes donde, supuestamente, tienen secuestrado al Príncipe. Ella continúa renegando. Es una pésima idea meterse en la boca del lobo por ese capullo, pero Ecuatoriano lo tiene claro: ese capullo es el futuro heredero de la Corona, no pueden abandonar en mitad del desierto al futuro de su país.

15. INT. BASE DE OPERACIONES. NOCHE

El Enterado supervisa los planos y advierte por radio a sus compañeros. El edificio donde tienen retenido al Príncipe es un almacén de petróleo. Será mejor que se lo piensen dos veces antes de disparar si no quieren salir volando.

16. INT. REFUGIO ÁRABES. NOCHE

Príncipe recibe la paliza de su vida. El cabecilla ordena que paren. Si muere no les servirá de nada. Es la moneda de cambio para conseguir la libertad de todos sus hombres convertidos en prisioneros de guerra.

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Les cuento esto porque una vez tuve acabada la escaleta llamé a mi productor. Le comenté que ya la había acabado y que sería interesante que le echara un ojo antes de meterme de lleno con el guión. En caso de que hubiera objeciones por su parte sería mucho más cómodo meterle mano de esta manera.

Pero claro… Uno nunca cuenta con las salidas disparatadas de Santiago: “Nah… La escaleta para ti. Yo no le enseño al Ministerio los números que hago para el presupuesto. Les enseño el presupuesto acabado. (…) Además, ¿esto era una comedia, no? Ahí no se ven los chistes”.

Claro, cualquiera le explica que quizá los chistes de “bla, bla, bla” no, pero sí las situaciones que pretenden ser mínimamente cachondas. También podría ver si las secuencias de acción eran asumibles de cara a producción... pero habría que esperar a la entrega de la primera versión para llevarse las sorpresa.

Afortunadamente, muchos de los productores no son como Santiago. De hecho, hasta te pagan una parte del salario acordado a la entrega de la escaleta, pero para eso hay que tener una cosa muy importante que yo no tenía... ¿Orgullo? ¿Prestigio? ¿Cojones de hierro? Ese será otro post… el contrato.


miércoles, 26 de marzo de 2008

La limpieza


Cuando una secuencia no me sale, cuando he agotado todos los blogs que leer, cuando he actualizado mil veces las webs de elmundo.es y elpais.com a la espera de esa impactante última hora que nunca llega, cuando he comprobado que al último capítulo de Lost le queda un 62% a una deprimente velocidad de 3,56 kb, cuando me he comido el último doowap que quedaba en el armario de la cocina... cuando he agotado todas esas actividades de relleno y la inspiración no llega, doblo un papel y saco las pelusas acumuladas en el teclado.

Es acojonante... ¿cómo se me pueden caer tanto las pestañas? Las tías deberían probar a poner las ingles cerca del monitor durante horas. Les saldría mucho más barato que la láser.


martes, 25 de marzo de 2008

Los personajes



El caso es hacer mil tonterías útiles para no empezar realmente a escribir. Mira que le damos vueltas, ¿eh?… ¿pereza? ¿vértigo? A mí lo que me pasa es que hasta que no tengo la peli armada de pies a cabeza no escribo el primer encabezado de secuencia.

Vale que una vez escribiendo te encuentras inevitablemente con lo que tan acertadamente Nacho Vigalondo definió como “Mierdecillas”, pero si tu tarea es ponerle mil y una trabas a tus protagonistas para que no consigan sus propósitos, estos no te lo iban a agradecer haciendo tu trabajo más fácil y placentero. Escribir es trabajar y trabajar es casi siempre una putada.

Después de la “documentación” y el “sabemos que…” me hago un listado de personajes con una brevísima descripción. Y cuando digo brevísima quiero decir BREVÍSIMA. La escritura de un guión y sus sucesivas versiones tambalean tanto la historia que lo que en la primera versión es un vagabundo entrañable en la tercera se convierte en un ejecutivo despiadado. ¿Para qué sirve entonces currarte un background de personaje de 10 páginas? En mi opinión y bajo mi experiencia para nada. Porque ese personaje puede acabar desapareciendo o modificarse radicalemente porque tu simpático productor te pide que en lugar de ser él sea ella porque se está acostando con esa futura “ella” desde hace tres meses.

En estas pequeñas descripciones incluyo la mayoría de las veces el arco del personaje. Un pequeño esbozo de hacia dónde va y dónde acaba. Como hice con el “sabemos que…” os incluyo unos cuantos apuntes de lo que escribí en su día:

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EL PRÍNCIPE:
29 años. Se ha criado toda su vida entre algodones. Ha tenido siempre lo que ha deseado y nunca le ha hecho falta esforzarse por nada. ¿Para qué? Tiene el porvenir resuelto desde que nació. Es un juerguista, un capullo pelín chuloputas e irresponsable con un serio problema con la autoridad. No soporta que nadie le mande. A sus compañeros de “batallón” los tratará de manera clasista y despectiva. Finalmente, después del baño de humildad que supone una experiencia así, se humanizará y entenderá el valor de la amistad, el esfuerzo… bla, bla, bla…


EL ECUATORIANO:
26 años. Llegó a España hace siete años en busca de una vida mejor. Tras trabajar un tiempo en el andamio se dejó seducir por el honor (y el sueldo fijo) que implicaba jurar lealtad a la bandera de su país de acogida y defenderla como soldado del ejército. Es el más voluntarioso y servicial del grupo. Para él, cruzar airoso el desierto no es la prioridad sino salvaguardar la vida del heredero. Encajará todas las críticas y burlas del Príncipe hasta que harto de su trato despectivo lo acabe dejando tirado (y aquí aprovechamos para que el príncipe abra de una vez los ojos).


LA MARIMACHO:
22 años. Una Sarah Connor de Fuenlabrada. Lleva toda su vida aguantando que la llamen machorro. Quizá el alistarse al ejército sea como darles la razón a todos aquellos que dudaban de su feminidad, pero desde luego ahora les será más difícil hacerlo si tiene una metralleta en la mano. Le soltará algún puñetazo al Príncipe por sus comentarios machistas. (Ojo: ¿Y si en algún momento se lo follara? Una violación de ella contra él en toda regla… valorar.)


EL ENTERAO:
33 años. Después del Príncipe (cuyos honores son obviamente regalados) es el soldado con más rango y experiencia. Es una especie de Dwight Schrute. Hiperresponsable y metódico. Hijo, nieto, biznieto y tataranieto de militares. Chocará con el heredero continuamente porque ambos pretenden dirigir al batallón. El ejército es su vida y nunca jamás se saltaría las normas, pero en esta misión no tendrá más remedio que dejar ese punto remilgado que tiene y hacer cosas poco ortodoxas si quieren salir vivos de esa.

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Como veis adoro los estereotipos… El egocéntrico insoportable, la soldado marimacho, el inmigrante entregado, el militar cuadriculado… Y hay más…

viernes, 21 de marzo de 2008

La película intrusa



Que no cunda el pánico. Existe una ley no escrita que deberían conocer guionistas, directores, productores... TODOS y es esta:

Da igual lo marciano que sea tu proyecto, porque cuando no haya nada que hacer ni tengas la más mínima capacidad de reacción, aparecerá otra película, no sólo idéntica, sino con mucha mejor pinta que la tuya.

A lo largo de la historia esto ha sucedido en multitud de ocasiones y la misma trama nos ha sido ofrecida por partida doble. ¿Recuerdan los dos Cristóbales Colón de George Corraface y Gerard Depardieu, los dos Robin Hoods de Patrick Bergin y Kevin Costner, los dos meteoritos de Elijah Wood y Bruce Willis? Por no hablar de la eterna disputa temática de Pixar y la sección de animación de Dreamworks… Hormigas por partida doble, monstruos por partida doble, peces por partida doble, ratas por partida doble… Quizá sea fruto del espionaje industrial o de la aldea global donde todos estamos sometidos a los mismos estímulos e influencias creativas, pero esta ley es inevitable y acaba con los nervios del más templado.

Y aquí, en nuestra raquítica industria, tampoco nos libramos de la maldita película intrusa. La gente de “El arte de morir” (más conocida en aquella época como la “Scream” española) vieron como les estrenaban la tercera parte de la saga de Wes Craven el mismo fin de semana de su estreno. Dicen las malas lenguas que Alex de la Iglesia casi sufrió un infarto al enterarse durante la preproducción de “Los crímenes de Oxford” de que “un tal” David Fincher estaba preparando “Zodiac”, en la que un asesino juega con la policía a base de códigos matemáticos. Si el vasco se hubiese enterado de la existencia de la serie Numbers” le sacan de la productora de Gerardo Herrero con los pies por delante.

Curiosamente, estas casualidades sólo parecen afectar a la gente que intenta hacer cine comercial… ¿Se imaginan a Iciar Bollaín angustiada en pleno rodaje de “Te doy mis ojos” por la aparición de “Nunca más” protagonizada por Jennifer López o por el reciente estreno de “Sólo mía” con Paz Vega? Lo mismo sí, ¿eh? Pero me da que a los que se dedican al cine social estas casualidades les preocupa más bien poco.

Y todo esto viene porque la película intrusa del proyecto del que les hablo en este blog APARECIÓ. Es una comedia bélica y también habla de gente poco acostumbrada al traje de camuflaje. Yo tenía a un príncipe y ellos a un grupo de actores de Hollywood. La peli que vino a tocarnos los cojones se titula “Tropic Thunder” y esta semana aparecía su trailer.






Como no podía ser de otra manera, la suya tiene mejor pinta que la nuestra. En un próximo post les cuento cómo reaccionaron en la productora cuando les hablé de esta peli. Dice bastante del cine en general y del español en particular.


PD: Un último apunte… Generalmente el que ríe el último ríe mejor y en la mayoría de los casos (pueden comprobarlo) la película que se estrenó más tarde, contra todo pronóstico, acaba recaudando mucho más que la primera.


miércoles, 19 de marzo de 2008

El “sabemos que…” II


Viene del post anterior.

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…llegan a una zona tranquila del país. La batalla está a decenas de kilómetros del campamento donde harán el reportaje. El Príncipe está asqueado por los coches tan cutres, el polvo, lo incómodo de las instalaciones… Además, trata de forma déspota al resto de soldados. Sólo es agradable cuando tiene un objetivo delante.

…El Príncipe monta en un camión militar con el resto de soldados. Por supuesto los periodistas toman buena nota de ello. Una caravana de camiones se dirigen a un pueblo cercano a realizar labores de ayuda humanitaria. Cuando comienzan el camino el “séquito real” se separa. El Príncipe en su camión y los periodistas se van a otro coche para captar el momento en el que el chico se baje unos kilómetros después. Pero… BOOM. En mitad del camino sufren una emboscada. Uno de los camiones vuela por los aires y el resto comienza a ser tiroteado. El camión en el que viaja el príncipe no tiene más remedio que separarse de la caravana y emprender la huida.

…Tras el ataque el camión del Príncipe se ha quedado tirado en mitad del desierto. Sin radio para contactar con el resto y completamente desorientados. No hay ni un solo alto mando entre el grupo. El “listillo” del grupo saca un mapa. Por la fisonomía del terreno (o algo así) se encuentran en un punto jodido. Vayan por donde vayan se las van a tener que ver con peligros geográficos o encontrarse cara a cara con grupos de insurgentes.

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Evidentemente el “sabemos que…” es mucho más largo. Sus puntos suelen ir bastante más seguidos al principio y según se va avanzando en la historia comienza a ser más inconexo todo. No hay que olvidar que nos encontramos ante un acercamiento muy vago e inicial en la historia. Cuando escribí el último detalle que os copio pensé… “joder, este momento es muy “The Warriors”… debería volver a verla. Así que el proceso de “sabemos que…” también se mezcla con el de “documentación” que os conté en el post anterior. Después de esto me gusta escribir un pequeño perfil de mis personajes principales, pero eso os lo cuento en otro post.

PD: Estoy releyendo y me ha quedado todo un poco tostón didáctico. No se preocupen, estamos en una fase muy de “soledad del guionista”. El que esté esperando los momentos de disparate que aguanten hasta la entrega de la primera versión. Ahí llegan curvas.

lunes, 17 de marzo de 2008

El “sabemos que…” I



No sé si ustedes también lo harán, pero antes de enfrentarme de lleno a la escritura me gusta hacer un listado de cosas que “SÉ” sobre mi historia antes de escribir. Es una especie de escaleta previa, muy anárquica, a la que llamo “Sabemos que…”. Me resulta muy útil porque sirve para organizar todos esos impulsos primigenios que te vienen a la cabeza cuando piensas en la trama. Es una forma de lanzar ideas contra tu propia pared, un brainstorming solitario. Además, también te vale como referencia para cuando estás metido en reescrituras posteriores y sientes que tu historia ha perdido el rumbo o se aleja de lo que querías hacer en un principio. Se convierte en un recordatorio estupendo que te retrotrae a esos primeros momentos donde la historia estaba viva y virgen sin que la manosearas/n mil veces.

A continuación os pego la primera parte de un extracto con algunos “sabemos que…” que escribí para el proyecto del Príncipe.

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Sabemos que…

…la monarquía está siendo cuestionada por un escándalo muy reciente protagonizado por el joven heredero. ¿Fotos subidas de tono? ¿Putas? Alguna cagada, en plan disfraz nazi como la del Príncipe Harry, sería cojonudo. Nada que tenga que ver con la política, drogas, ni dinero… no es el tono.

…Nuestro protagonista es el Príncipe. De unos veintitantos casi 30. Hipermimado, remilgado, egoísta, superfucker, triunfador, caradura… Un cruce entre un Matt Damon joven y Alessandro Lequio. Un “Paris Hilton” de la realeza.

…en el momento en el que la prensa nacional e internacional golpean con más fuerza al Rey, sus asesores en una reunión de urgencia, proponen el plan. Si quieren que las aguas vuelvan a su cauce tienen que quitarse del medio al príncipe por una temporada. El Rey propone mandarle a estudiar fuera, pero para los asesores no es suficiente. Tiene que “pagar sus pecados de cara a la galería”. Debe lavar su imagen. No vale con que se matricule en Oxford durante un curso. De cara a la sociedad, el chico ha de morder el polvo y jugársela por su país. Deben mandarle a Irak (o Afganistán…). Será un montaje como tantos otros. Sólo tendrá que estar durante un día. Le harán una sesión de fotos en plena batalla y un reportaje para “30 minutos / Informe Semanal”. Después le enviarán a cualquier parte del mundo lejos de la prensa y listo.

…el Príncipe acoge con desgana la trama, pero no tiene más remedio que aceptar después de la que ha liado. Total… Sólo será un día en el desierto y el resto a disfrutar en Bali. El chico se marcha acompañado por el cabecilla de los asesores, un fotógrafo, un cámara y una periodista (ojo con la periodista que nos puede servir como excusa para ver lo chuloputas que es con las tías).

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Continuará…


viernes, 14 de marzo de 2008

La "documentación"


¿No les parece la parte más apetitosa del proceso de escritura? Fíjense que en el título del post aparece la palabra “documentación” entre comillas. No hablo de pasar tardes enteras en la Biblioteca Nacional revisando tratados del S. XVII, no hablo de entrevistarse con media docena de mujeres maltratadas, tampoco hablo de convivir durante meses con paleontólogos daneses en excavaciones africanas, no…

Hablo de ver pelis… sin más.

Sí, ya sé… Supuestamente los grandes cineastas, esos que nos dejaron grandes clásicos hace décadas, hacían cine desde la misma experiencia vital. Pero a partir de esa nueva generación de cineastas “tarantinianos” hay una nueva saga de profesionales que hacen cine desde el propio cine. No lo ocultan. No nos cuentan su propia infancia como los “clásicos”, directamente nos remiten a las películas de su infancia. Se trata de filmografías influidas por otras filmografías. En el fondo como todas, pero sin esconderse.

Quizá porque mi infancia está libre de despertares sexuales durante la posguerra o porque soy un vago de cojones, me encanta ese momento en el que tienes que trabajar sobre una idea y compras y descargas compulsivamente películas que se asemejan a tu historia.

Cuando empecé a desarrollar la historia del Príncipe, me preparé un buen festín de películas bélicas; Apocalypse Now, La gran evasión, Aliens 2, Doce del patíbulo… Y otras de "corte monárquico" entre las que se coló esta marcianada que tanto me llamaba la atención de pequeño en el video-club.

Por supuesto, también cayó la dichosa “El pelotón chiflado”. La vi por las referencias continuas en la productora hacia ella, y porque no tuve los cojones suficientes como para admitir en su momento que no la había visto. Pero no me parecía buena idea verla. No la consideraba útil para mi tarea porque no quería dejarme influir por otras comedias… quería contar desde mi punto de vista el “drama” de un grupo de hombres en una situación bélica. Desde MI humor… sin más interferencias que las necesarias.

No negaré en estas confesiones (sí en la vida real) que uno se mete estas palizas cinéfilas con el deseo oculto de encontrar grandes momentos que solucionen las lagunas de tu guión o que den un nuevo sentido a ese giro que por narices quieres meter y no sabes cómo.

Y lo mejor de todo, ya vivas con tus padres, con tu pareja o en la más absoluta de las soledades, este proceso de "documentación" implica una excusa perfecta para no cumplir con otras obligaciones. Estás viendo una peli, sí… pero todo lo demás debe esperar porque, aunque tu madre, tu novia o quien sea no lo entienda, ante todo ESTÁS TRABAJANDO.

lunes, 10 de marzo de 2008

La estabilidad




Un pequeño inciso...

Hace un tiempo le pregunté a mi novia qué cosas le aportaba yo a su vida. Ella, medio en broma, medio en serio, me dijo sin dudarlo: “Estabilidad económica”. Cualquier otro pensaría que su pareja es una interesada de cojones… cualquiera menos un guionista. Las pasamos tan canutas, que esas dos palabras suenan a gloria bendita.

sábado, 8 de marzo de 2008

El productor



Santiago empezó en esto del cine como director. Sus dos unicos títulos aparecen en todos los repasos a ese género tan entrañable como chungo que fue el cine de destape. Dice que tuvo mala suerte con la época que le tocó, pero todos sabemos que aunque como director no tenía mucho futuro, como productor reunía las cualidades imprescindibles de la vieja escuela; simpático, dicharachero, manipulador, vendemotos... Santiago es el perfecto encantador de serpientes.

Montó su primera productora con un socio que le robó y le dejó literalmente en la ruina. Años después, el traidor se casó con una de esas actrices que enseñaban el vaginismo ilustrado en sus películas y Santiago levantó el vuelo produciendo muchas de esas películas que hoy en día nos presenta cada sábado Carmen Sevilla entre pastitas con té y sofás de Artimueble.

No había vuelto a verle desde el estreno. Hablamos un par de veces por teléfono, sí… pero desconocía cómo estaba el ambiente tras el batacazo de la última peli. Cuando entré a su despacho me recibió como si no hubiera pasado nada, porque la gran suerte (y al mismo tiempo el gran drama) del cine español es que, en contra de lo que piensa la gente, en el 85% de los casos los productores no se juegan su pasta. Derechos de antena por aquí, el ICAA por allá, el crédito del ICO por el otro lado, unas decenas de miles de euros de un par de Ayuntamientos y listo. Tienen la peli levantada sin necesidad de poner en peligro la ortodoncia de la hija mediana.

Le pregunto qué tal todo y me llora un rato. No, no me contradigo. Me recibió como si no hubiera pasado nada, pero no me lloró por lo de la peli. Me lloró porque como buen productor siempre llora. Que si que mal está la industria, que si la piratería les va a obligar a cerrar, que si los socialistas la están cagando (?), que ahora telecinco sólo va a invertir en cuatro pelis al año… En fin… LO DE SIEMPRE. Así que una vez pasado el trámite, que esquivo con mi optimismo perenne, me pregunta qué le traigo.

Como soy un cagueta le digo que le he escrito un par de páginas de una sinopsis. Una comedia… que se la dejo en la mesa, que salgo pitando y que cuando tenga un rato se la lea. Santiago me pide que no le toque los cojones, que le cuente de qué va y que no le haga leer más de lo necesario. Yo tomo aire, me lanzo y le suelto la historia tan sencillamente que ni yo mismo doy crédito. Él se toma unos segundos. Saborea la trama, sonríe y me suelta “Como El pelotón chiflado”. Yo asiento. – Bueno, no exactamente, aunque quizá el tono, sí que… Antes de que pueda decir más llama de un grito a Enrique y este no tarda en aparecer. De hecho tengo la certeza de que, mientras que estoy en el despacho, él está siempre con la oreja pegada al otro lado de la puerta.

Santiago me pide que le cuente otra vez la historia a su hijastro. Cuando acabo, él suelta con tono neutro “¿Cómo El pelotón chiflado?”.

En general, los productores siempre tienden a buscar referencias cuando les sueltas tus historias. Les hace sentirse más seguros. Si conocen algo mínimamente similar les reconforta porque lo entienden a la primera y sobre todo porque existe un precedente de éxito. Cuando sueltas tu historia y te saltan con esas sólo cabe dos tipos de respuesta. Si sueltan el título de otra peli similar con una sonrisa es que la cosa ha cuajado. Si lo dicen serios es que quieren quitarte del medio lo más rápido posible. Te lo escupen como una prueba de “sé más de cine que tú. No me la ibas a dar con esas, plagiador de los cojones”. Intentan minimizarte a ti y a tu idea. Eso es lo que intentaba hacer Enrique, pero su padre no le permitió continuar su labor de derribo. La idea le gustaba. Le gustaba mucho. Yo quise explicar que “El pelotón chiflado” era una película fantástica. Una peli de cabecera para toda una generación, pero que esta tenía un punto de partida mucho más novedoso y que… bla, bla, bla…

La reunión no se extendió mucho más. Santiago quería leer dentro de un mes una primera versión del guión y yo necesitaba ver por vez primera y con urgencia el puto “pelotón chiflado”.


viernes, 7 de marzo de 2008

La productora



Mis dos últimas películas fueron producidas por La Milla Films (sí, también es un nombre falso). En La Milla, ubicada en uno de esos pisos señoriales del centro de Madrid, trabajan tres personas; Sole, la secretaria. Enrique, la “mano derecha" y Santiago, el gran JEFE.

Cuando llamas a la puerta de la oficina te abre Sole. Si es la primera vez que vas a La Milla pensarás que es la señora de la limpieza, pero no, es la secretaria (que además también administrará tus futuros, MUY futuros, pagos). Si Sole fuera un personaje salido de Globomedia lo interpretaría Mariola Fuentes. Créanme si les digo que va siempre a trabajar en chandal. Ya sé que la imagen lo es todo y más si la empresa se dedica precisamente a eso, pero si a nadie le parece mal que esta mujer te reciba de la misma forma que saca la basura por las noches, qué vas a decir tú.

Como Santiago nunca te puede recibir en ese mismo momento, a pesar de que haya quedado contigo y tú llegues media hora tarde, esperas en la salita durante un buen rato. La del chandal y tú frente a frente. Sole no tiene picardía ninguna y te pregunta cómo llevas el fracaso de la última peli. - Bueno... teniendo en cuenta que para mí era EL GUIÓN, ese que sin venderte a los argumentos sociales con inmigrantes en patera, me podría haber reportado todos los premios del mundo... el incompetente del director que contratasteis lo destrozó... costó 3 millones de euros, ha recuaduado poco más de 316.000 y que la mayor parte de esa pasta es vuestra porque habéis tenido que comprar entradas para conseguir la subvención del ministerio... pues mira... ehhh... aquí estoy... con un nuevo proyecto que amenace vuestra jubilación.

Yo no sé si les pasará también a ustedes, pero para mí mis películas son algo personal aunque sea el más infecto de los encargos. No puedo evitar sentirme culpable y pensar que aunque la cagada fuera de ellos yo fui el que originó toda aquella ruina que supuestamente se le venía encima a la productora. Y ahí estaba yo... después de la que había liado, aparecía de nuevo por la oficina con una sinopsis de un par de páginas con un príncipe perdido en mitad de una guerra. Tenía la credibilidad por los suelos e intentaba convencerme de que allí no pasaba nada. Esas cosas pasan... ¿Eramos profesionales, no?

El que no lo entendía era Enrique… Enriquito… Enrique es el hijastro de Santiago, que se casó de segundas con una chilena forradísima. Todos conocemos al típico incompetente que trabaja en la típica productora y que como es típico no tiene ni puta idea, ¿verdad? En estas confesiones ese es Enrique. Él no sabía hacer nada en la vida y como el que vale vale y si no pues le ponen de jefe pues eso… Productor ejecutivo de La Milla Films.

Enrique siempre me ha tenido manía. Nunca nos hemos entendido. A él, como buen hijo de papá que nunca ha viajado en metro y que la vez que más cerca tuvo un pobre fue viendo “El diario de Patricia” en su plasma de dos millones de pulgadas, le gustaría hacer cine social… cine DEL BUENO… como el de León de Aranoa o el de Icíar Bollaín. Sin embargo, yo que soy de familia humilde me empeño en hundir la empresa con productos comerciales que puedan llegar a todos los públicos. Soy así… de… banal…

Enrique nunca dio un duro por mi último guión. Yo le decía que ese proyecto iba a multiplicar por 3 su futura herencia… Y la cagué, claro… 316.000 raquíticos euros, ¿recuerdan? Así que cuando la peli se fue a pique en el primer fin de semana, Enrique se alegró al pensar que nunca más me vería por la oficina. Mi optimismo aplastante y mis proyectos comercialoides ya no eran bienvenidos en La Milla.

Pero como Enrique no tiene ni puta idea, me subestimó.

Como buen guionista poseo dos superpoderes: no tengo el más mínimo orgullo y me arrastro como la mejor de las sanguijuelas. Así que allí estaba de nuevo. Dispuesto a ser explotado durante un par de años y ver cómo mi guión era destrozado por las disparatadas propuestas de Santiago y la desidia de Enriquito.

La secretaria deportista interrumpe mis pensamientos. Santiago puede verme y a mí, como siempre, me entra el cague. Sí, vale… tengo dos superpoderes, pero también un talón de Aquiles. Me vendo como el culo. Esa es mi criptonita.


martes, 4 de marzo de 2008

La noticia



Este pelirrojo con fama de juerguista es el culpable de todo.

Imagino que lo habrán reconocido bajo el "polvo" afgano. El chico en cuestión es el Pocholo de Windsor, el Príncipe Harry.

La semana pasada saltó la noticia. El hijo pequeño de la difunta Lady Di luchaba en la guerra de Afganistán contra los malvados talibanes. Medio mundo se sorprendió, al otro medio se la sudó y entre medias de unos y otros estaba yo. No me sorprendió porque desde hacía más de año y medio me lo olía y no me la sudó porque la aparición de la noticia podría influir más de lo previsto en el desarrollo del guión en el que estaba trabajando. Vaaa… me explico.

En el 2006 acababa de estrenar mi tercera peli como guionista. No se emocionen, es terriblemente mala. Y les aseguro que no es falsa modestia… Ya hablaré de ella, ya... Bueno, iba en el metro de Madrid y leo en uno de esos periódicos gratuitos (donde los titulares tienen más líneas que el propio artículo) que el rebelde Harry quería luchar en la guerra de Irak. Me imagino que todos los pasajeros que leyeron esa noticia lo harían con una sonrisa cabrona de absoluta incredulidad. A mí se me encendió la bombilla y las tres letras generadoras de más high-concepts de la historia aparecieron con sus inevitables signos de interrogación:


“¿Y si…?”


Todo lo demás vino rodado… ¿Y si un mimado y juerguista príncipe se mete en un lío muy gordo? ¿Y si el país se echa encima ante tal escándalo y tiemblan los cimientos de la monarquía? ¿Y si los asesores de la Casa Real planean un “pequeño” montaje para lavar su imagen? ¿Y si deciden hacer creer a los súbditos que el chaval está sentando la cabeza en el “Irak” de turno? ¿Y si sucede “algúnincidentedisparatado” y en lugar de disfrutar de una apacible jornada fotográfica en una zona segura del país el príncipe muerde el polvo de verdad durante una temporada más larga de la deseada?

Si alguna vez han escrito algo de ficción me entenderán perfectamente sin tener que describirles esa sensación de “ufff… ésta es buena… ésta es buena”, ¿verdad? Ahora con el tiempo no estoy tan seguro de que fuera TAN buena como me pareció en aquel momento, pero mi mente salió del vagón echando humo. La fórmula “pez fuera del agua” siempre funciona en comedia…

Por un error absurdo, un príncipe estirado y egoísta intenta sobrevivir en mitad de la guerra con la única ayuda de un batallón de perdedores.

Príncipe... guerra... batallón de perdedores…

Si fuera un productor americano firmaba el contrato con una mano y con la otra llamaba a mi secretaria para que me buscara al nuevo Ben Stiller para protagonizarla. Mi productor español, sin firmar el contrato como es habitual en estas tierras, lo hizo y me trajeron a…

No tan rápido.


domingo, 2 de marzo de 2008

Instrucciones de uso

Empiezo este blog personal con la intención absoluta de no pedir perdón por ello. Sí, sé que dije que nunca tendría uno... que eso era para pedantes que piensan que sus gafas de pasta son el centro del mundo o para adolescentes, proyectos de Junos y Junas, con inquietudes poéticas. No, no pediré perdón, pero sí explicaré porqué comienzo esta aventura.

Hace unos días apareció una noticia en la prensa mundial. Esa noticia coincide con el argumento del guión que me ha tenido ocupado el último año de mi vida. Iré relatando el proceso poco a poco, con la promesa firme de que interrumpiré el relato lo menos posible con los típicos videos de moda en youtube o reseñando alguna película que me haya impactado. Este blog no va de eso, quiero trasladaros la odisea de un guionista desde que concibe una idea hasta que finalmente la ve en pantalla.

Evidentemente, la realidad de este proyecto va meses por delante de la fecha de los posts. Reitero que hace algo más de un año que estoy pringao hasta las cejas con él. Así que os podéis imaginar que algo muy gordo (para bien o para mal) ha pasado o pasará cuando me he animado a trasladar mis vivencias en el blog.

Todos los nombres que aparecen en estas confesiones, desde el mío propio hasta el último de los “secundarios” implicados son ficticios, pero responden a personas reales. A uno de esos tipos y tipas que pululan por estos terrenos. Quizá conozcáis a gente parecida, quizá les conozcáis directamente o quién sabe… lo mismo os reconocéis a vosotros mismos.

No me enrollo más. Espero que disfruten de la experiencia.