domingo, 30 de noviembre de 2008

Tú antes molabas: la entrevista hijaputa

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miércoles, 26 de noviembre de 2008

Fugaz batería de cotilleos III



UN RECAMBIO PARA AÍDA
No descubro nada si les digo que Carmen Machi abandona la serie que la ha convertido en (muy) millonaria. Lo que se pregunta el pueblo llano es ¿qué sentido tiene una serie que se llama “Aída” sin Aída? Bueno, pues porque cuando una Aída se marche otra llegará… en forma de NIETA.

Efectivamente, la hija mayor que no conocíamos (interpretada por Miren Ibarguren, “la joven” de las matrimoniadas) trae una niña debajo del brazo.

¿Acabará la criaturita desapareciendo del mapa como la hija de Florentino Fernández en “7 Vidas”?


UNA COMISARÍA QUE CIERRA
Otro de tele… ¿Saben esa serie española, casi milenaria, de policías que no es “Los hombres de Paco”?

Si no hay un golpe de timón de última hora… la serie TERMINA DEFINITIVAMENTE. Entre que la cadena no la ha mimado lo suficiente esta temporada y que, no nos engañemos, todo se acaba y esta serie llevaba muchos años… pues eso… FIN. La cadena ha apostado por los cacos (Roldán, Muñoz...) para sustituir a los polis... pero los resultados, de momento, están siendo lamentables.


UN PREMIO DE IDA Y VUELTA
De todos es sabido que Maribel Verdú fue condecorada con la Medalla de Oro de la Academia del Cine , pero ¿saben que ella no era la “ganadora” inicialmente prevista?

Ella se lo merece como la que más, pero me cuentan que el premio este año tenía otro nombre… un nombre de director. Miren… no les digo quién porque no quiero que se me erice el pelo, pero el señor en cuestión la rechazó vaya usted a saber por qué. Pero ahí estaba Maribel, tan agradecida siempre...


UNA BATALLA QUE SE CUECE
Esto es muy breve y voy a ser muy críptico, pero cuando salte el tema sabrán que lo leyeron aquí primero. Algo se mueve entre los compañeros guionistas de tele. Desde aquí mi más absoluto apoyo. La unión hace la fuerza y parece que por fin hemos empezado a asumirlo.


domingo, 23 de noviembre de 2008

La crisis



Estoy de la crisis hasta las narices. De la económica también, por supuesto, pero la que me tiene frito en este preciso momento es la supuesta crisis creativa de Hollywood o al menos que se eche mano de ella tantísimas veces en los medios.

Me hace gracia leer y escuchar continuamente eso de que en los últimos años escasean las ideas entre los guionistas (pobres…) o que los productores (menos pobres…) se ven obligados a echar mano de remakes de viejos éxitos, series de televisión, franquicias, videojuegos… Siempre lo mismo, pero la memoria humana es tan limitada que nos obliga a refugiarnos en tópicos para tener “algo que decir”. Porque esto lleva pasando décadas. ¿No será que el asunto en cuestión no es una crisis sino que directamente... esto funciona ASÍ?

Hoy por hoy nos escandalizamos de que se hagan mil secuelas de exitazos como "Saw". ¿Nadie se acuerda de que hace más de 20 años nos frieron a base de continuaciones de Freddie Krueger o Halloween? Señores, las mil “Scary Movies” de hoy son los mil “(Aterrizas/Atrápalos, Acampas)…como puedas” de ayer.
“Regreso al Futuro”, “Indiana Jones”, “Terminator”, “Jungla de Cristal”… Yo digo sí a las franquicias eternas.

Ahora unos cuantos se echan las manos a la cabeza criticando la “innecesaria” decisión de hacer remakes de películas como “Karate Kid”, “Carretera al infierno” o “Robocop”. Pero no nos paramos a pensar que celebridades tan intachables como Wilder, Spielberg o Scorsese han hecho, y posiblemente continúen haciendo (Billy, quizá no), remakes de películas que deberían ser bastante más intocables que algunos viejos éxitos de los 80. Cintas que se sustentan más en la nostalgia de toda una generación que en su discutible calidad cinematográfica. ¿Y saben que? En algunos de estos casos yo también daría luz verde a esos remakes. Si Will Smith cree que su hijo puede resucitar una franquicia de “Karate Kid”, adelante, joder. Si nuestra generación disfrutó con ello, ¿por qué privar de esa historia llena de “épica y conocimientos vitales” a la generación venidera? Y claro que hay remakes que son un truñaco de tres al cuarto, pero ¿cuál es el porcentaje de películas “originales” que también lo son? Yo digo sí a los remakes.

Parece que desde que entramos en el nuevo siglo, Hollywood no hace otra cosa más que adaptar series de televisión, pero esto es algo que se ha hecho siempre y nunca nos ha importado demasiado. En los últimos años se han estrenado con mejor o peor suerte adaptaciones de “Superagente 86”, “Sexo en Nueva York” o “Los Simpson”, pero… ¿Qué hay de “Los intocables de Eliot Ness”, “La Familia Addams” o “El fugitivo”? También se ve como fruto de esa “crisis creativa” el hecho de que se adapten tantos videojuegos. ¿Cuando se trasladan y trasladaban libros a la pantalla grande eso no era fruto de una crisis? ¿Videojuegos sí? ¿Libros no? Quizá debamos de asumir que ¿desgraciadamente? los videojuegos de hoy son los libros de ayer. Así que también digo sí a adaptarlo TODO.

Hagamos un poco de memoria

1980. La película más taquillera de ese año “El imperio contraataca” (secuela). Entre esas 20 encontramos también la adaptación de “Popeye” y el inicio de dos megahits “El lago azul” y “Viernes 13”.

1982. Este año se estrenaron: “Rocky III”, “Star Trek 2”, “Viernes 13, 3ª parte”.

1983. ¿En el top one? “El retorno del Jedi” y tras ella: el reestreno de “Blancanieves” y los lanzamientos de “Staying Alive: la fiebre continúa”, “Superman III”, “Porky’s 2”… ¡”Psicosis 2”!

1984. Año cumbre en lo que a inicio de franquicias se refiere… Las cinco más taquilleras y por este orden… ¡ATENCIÓN!... “Superdetective en Hollywood”, “Los Cazafantasmas”, “Gremlins”, Karate Kid” y “Loca academia de policía”. Buenísima cosecha la del 84, no me dirán que no… Y junto a ellas: "Indiana Jones y el Templo Maldito”, “Star trek III: en busca de Spock”, “2010: Odisea 2”…

1985. Se estrena la mítica “Regreso al futuro”. Y la “crisis creativa” nos obliga a tragarnos: “Rambo: Acorralado II”, “Rocky IV”, “Loca Academia de Policía II”, “Panorama para matar”, el reestreno de ET, “Mad Max: más allá de la cúpula del trueno”…

1986. Se estenan “Karate Kid 2”, “Star trek IV”, “Aliens, el regreso”, “Loca Academia de Policía III”, “Poltergeist II”...

1989. La adaptación de “Batman” primero y después… “Indiana Jones y la última cruzada”, “Arma Letal 2”, “Regreso al futuro 2”, “Cazafantasmas 2”, “Star Trek V” y el reestreno de “Blancanieves” (sí, otra vez)…
Y así hasta nuestros días… ¿El panorama no era muy distinto al de ahora, verdad? ¿Cuántas décadas más vamos a seguir oyendo quejas por la manida “crisis creativa” y no empezamos a asumir el cine como lo que es? Una industria maravillosa que nos vende por un lado packs de jamón york + tranchetes para hacer sándwiches mixtos y por otro el mejor lomo ibérico al mismo tiempo y sobre todo… por el mismo precio.

Si es usted redactor de la sección de cultura en cualquier medio o tiene un blog sobre cine y se ve obligado a escribir sobre la futurible secuela de “El niño del pijama de rayas”… Por favor…No eche mano otra vez de la "crisis creativa de Hollywood".
Relájese y disfrute. Créame, no es para tanto.

domingo, 16 de noviembre de 2008

lunes, 10 de noviembre de 2008

El enemigo



Los guionistas no solemos tener muchos enemigos, la verdad. Solemos ser gente tranquila y sosegada con tanto miedo a estar sin trabajo que no discutimos por no molestar. Por eso, las pocas enemistades que tenemos nos las buscamos en el pupitre de al lado. Somos como niños maltratados por sus padres que reproducen esa misma violencia con sus compañeros del cole. Si focalizáramos más y mejor esas ganas de gresca hacia los despachos de la planta de arriba mejor nos iría.

Es más, sospecho que el secreto del éxito de imdb se basa en las visitas de periodistas indocumentados y en los propios guionistas que miran continuamente las fichas de sus enemigos con el corazón en vilo para que no acumulen más créditos que ellos.

Yo tengo un “enemigo”. Bueno… entiéndanme. No somos como Belén Esteban y la Campanario aniquilándose a base de declaraciones a pie de taxi. Hace siglos que no sé de él y eso que (creo) vivimos muy cerca. Entre nosotros reina la indiferencia que es la máxima maldad que un pobre guionista puede llegar a alcanzar.

Le conocí hará unos diez años y “con él” escribí mi primer guión. Imagino que habrán oído hablar del típico cantamañanas que te mete dos bolas asegurándote que tiene mil contactos, que te vende el oro y el moro y que se aprovecha de tu supuesto talento para salvarse el culo y escribir un guión que es incapaz de desarrollar. Pues él respondía a ese perfil. Y no hablo de un productor, ¿eh? Él es guionista.

A pesar de mi inexperiencia me eché el trabajo al hombro y levanté ese guión yo solito como buenamente pude. El problema de los mentirosos es que, antes o después, se les acaba pillando. Y este era de los torpes. Como no había escrito nada, cuando conseguimos colocar el guión en una productora (gracias a él, las cosas como son) el tío la cagaba y hablaba de secuencias que se habían quedado en el tintero tres versiones antes y que nunca fueron escritas o de personajes con determinado parentesco que habían dejado de ser familia meses atrás. Evidentemente el productor, perro viejo en esto, no tardó en darse cuenta e invitó al enemigo a no volver nunca más a pisar esas reuniones.

Un par de años después, cuando el proyecto estaba a punto de estrenarse, el tipo apareció en un periódico local tirándose el moco de que había escrito esa película. Dio datos completamente equivocados sobre el presupuesto y, lo más cachondo de todo, dijo que la historia iba sobre ¡¿videojuegos?! (nada más lejos de la realidad).

Me consta que el tipo ha seguido intentándolo en otras productoras y que en al menos una (por cortesía de imdb) ha vuelto a encasquetar un guión. Casos como estos hay muchísimos (Luis Méndez nos habló de un caso similar en su entrevista) y a pesar del garrapatismo, señores, yo doy gracias de haberle conocido. Él me dio ese empujoncito que necesitaba para escribir y ahí sigo. Algunos ven la luz leyendo a Machado y otros así…

Gracias, enemigo.

martes, 4 de noviembre de 2008

La esperanza vaginal



Cuando de pequeños soñábamos con acercarle el churro a la actriz de turno pensábamos que quizá, trabajando en el mundo del cine, tendríamos más posibilidades de retozar con la Charlize Theron del momento. Años después, y con algunos centímetros más de altura (no muchos), decidimos hacernos guionistas y tras, olisquear un poco el panorama, nos dimos cuenta del error cometido.

No nos engañemos. A las actrices los que realmente les gustan son los que llevan la steady, así que si estás pensando en matricularte el año que viene en un curso de guión... ¡No lo hagas! ¡Corre a hacer pesas!

Sin decir su nombre diré que hay una auténtica leyenda patria entre los cámaras en esto del ligoteo con actrices. Y siendo steady tiene mucho más mérito. No olvidemos que el señor que carga con ese mamotreto no va todos los días al rodaje (a no ser que sea una película de Michael Bay o Robert Rodríguez). Esta leyenda de la que os hablo, rodaje al que va, actriz que se tira.

Hay una teoría que explica esta irrefrenable atracción de las actrices por los técnicos en general, pero por los cámaras en particular. Poneos por un momento en el lugar de ellas. Estáis en mitad del set, con la sensibilidad a flor de piel, vulnerables y un poco nerviosas. De repente, te fijas en el objetivo de la cámara, miras un poco más allá y ves a un hombre que mira por el visor y de repente… su ojo cerrado se abre y te mira. El tiempo se congela.

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Esa mirada fugaz las deja literalmente petrificadas.
Es algo animal. Ese ojo que se clava en ellas es la primera penetración de las muchas que se producirán horas después en una habitación de hotel o en la furgoneta de los de atrezzo.

Pero compañeros del guionismo ilustrado… Tranquilos, tíos… Que no cunda el pánico, que nadie se borre todavía de Alma… Dios aprieta, pero no ahoga. Hay esperanza. Existen actrices guapas como las demás y talentosas como ninguna otra que están dispuestas a retozar con el gremio.

Las míticas Marilyn Monroe y Deborah Kerr fueron pioneras en esto de compartir sus vidas con guionistas, pero no hace falta que exhumemos sus cadáveres… hay muchas otras ¡y vivas! (algo ayuda) que se han blindado ante las miradas penetrantes de los cámaras y se acuestan cada noche con plumillas como nosotros. ¿Ejemplos? Bastantes... Brooke Shields, Michell Pfeifer, Rene Russo, Cate Blanchett, Amanda Peet… REPITO… Amanda Peet, Tilda Swinton, Famke Hansen, Julianne Moore…

Nuestras compañeras lesbianas también pueden recobrar la ilusión. Portia de Rossi va a casarse con Ellen Degeneres. ¡Incluso los guionistas gays pueden soñar con vivir junto a una star! Kevin Williamson (Scream, Dawson Crece) compartió piso con Katie Holmes. Es más… la buena de Holmes parece que le cogió el gustillo a eso de convivir con… ya saben… sí… una maldad.

¿Y en España qué? Aquí como la figura del guionista-no-director brilla por su ausencia es complicado encontrar ejemplos, pero si me aceptan la unión guionista+director podemos sumar a la lista a Ariadna Gil, Macarena Gómez, Leticia Dolera, Paz Vega, Verónica Sánchez…

En definitiva, que ningún steady nos quite lo que es nuestro. Nosotros las escribimos. Nosotros decidimos. A por ellas.

domingo, 2 de noviembre de 2008

La entrevista hastiada (y III)

No hay dos sin tres. Última entrega (lo juro) de la entrevista hastiada con Hastiado, un guionista especializado en series con gente que posa en un sofá. Para no dejar títere sin cabeza hablamos de su trayectoria, de la profesión en general, de pasta, de Globo...



CS: Hagamos un poco de flashback… Entró a “Siete vidas” como becario. ¿Cómo consiguió el curro?

GH: A través de la Universidad de Navarra, donde estudié. Estuve en la serie un par de meses maravillosos en los que lo miré todo con los ojos abiertos como platos e intenté aprender y colaborar cuanto pude, pero no me contrataron. Fue un par de años más tarde cuando me cogieron gracias a una prueba de guión que envié. Debieron darse cuenta de su grandísimo error, supongo, o a lo mejor se equivocaron al marcar mi teléfono y les dio apuro desilusionarme al oír mis gritos de júbilo.


CS: En el libro cuenta que determinada trama de Sole (Amparo Baró) y Dios, que parió siendo becario, le supuso su “bautizo creativo” dentro de la serie. ¿Cómo recuerda este momento?

GH: Cuando estás de becario dentro de un equipo como ése, cualquier aportación la haces desde el terror. Terror a quedar como un idiota, a decir una estupidez, a que un grupo de gente que te parecen dioses te fulminen con un rayo de indiferencia... Es duro, así que uno se autocensura bastante. En aquella ocasión discutíamos cómo resolver una trama en la que Sole tenía una “crisis de fe” a la inversa (empezaba a dudar de su ateísmo). Alguien sugirió que podría hablar con Dios, pero no sabíamos cómo plantearlo. Yo propuse, en un ataque de valentía e intentando no tartamudear, que Dios se apareciera en forma de Paco, ya que era el sueño de Sole y “podía ponerle la forma que quisiera”. Y lo aceptaron. Y el capítulo fue un éxito. Mi aportación no fue ninguna genialidad, era algo de cajón porque Cámara era el actor más divertido, y estoy seguro de que antes o después se le habría ocurrido lo mismo a alguien, pero claro, para mí fue todo un orgullo. Ya no me acuerdo, pero seguramente esa noche me hice el amor como nunca antes me lo había hecho.


CS: Como preguntarle cuánto ganaba en “Siete vidas” estaría feo, le haré la pregunta de otra forma… ¿Cuántos euros de diferencia había entre su primera nómina y la última?

GH: Sin contar las prácticas... Yo diría que unos mil euros. No mucho, para el tiempo que estuve.


CS: Veo en la solapa de su libro que ha currado como lector de guiones en Telecinco. ¿Qué es lo más disparatado que ha llegado a leer?

GH: Hay gente que enviaba relatos cortos, trozos de novelas con dibujitos, escenas interminables con diálogos eternos... Pero eso fue hace tantos años que no recuerdo ningún argumento concreto. Seguramente podría soltar aquí algunos de mis primeros guiones. Nadie nace sabiendo, ¿no?


CS: ¿Qué hay de cierto en eso de que los guionistas somos unas perras malas a la hora de hacer informes de los demás porque lo que realmente queremos es colar los nuestros?

GH: Podría haber algún caso, pero en general no estoy de acuerdo con esa afirmación. Lo que sí es cierto es que es habitual hacer críticas duras porque, para ser honestos, hay muchos guiones muy malos. Y es por una razón muy sencilla: escribir bien es muy, muy difícil.


CS: El equipo de guionistas pasa horas y horas trabajando codo con codo para sacar el trabajo adelante. Muchas veces se ponen experiencias personales sobre la mesa, ya sean anécdotas de instituto o auténticos dramas familiares, para crear tramas y situaciones. Eso cuando hay buen ambiente… ¿Pero qué pasa cuando la cosa se tuerce y se corta la tensión en el aire? ¿Te has visto alguna vez involucrado en alguna de estas? ¿Cómo se soluciona?

GH: Los malos rollos casi siempre tienen que ver con disputas sobre el guión, causadas por distintos puntos de vista, y casi siempre son diferencias que se olvidan al salir de la oficina, aunque se llegue a los gritos (cosa a la que yo nunca llego, he de decir, aunque tenga cierta fama de peleón). También se producen situaciones tensas cuando las condiciones de trabajo son muy duras o los puestos directivos los ocupa gente que no muestra suficiente respeto o interés hacia sus subordinados. Y eso muchas veces tiene poca solución, excepto cambiar de trabajo o hacer una matanza en la oficina. Aunque no sé si alguien que no sea de Wisconsin le llamaría a eso “solución”.


CS: Esta solapa del libro suyo es muy interesante. Dice que ahora es coordinador de guiones en “La Familia Mata”. ¿Cómo se ve la vida a ese lado? ¿Es un engorro poco agradecido o una oportunidad para tener más control creativo sobre su trabajo y el de su equipo?

GH: Hay coordinadores de guión de muchos estilos. En mi caso, desgraciadamente para mí aunque afortunadamente para la serie, no tengo demasiado control creativo sobre el producto. David Bermejo –el otro coordinador de guión- y yo, nos responsabilizamos de organizar ciertos aspectos del trabajo, repartir tareas, contratar y hacer un seguimiento de los becarios, y responsabilidades de este estilo. Llevamos el peso decisorio en el guión sólo cuando los productores ejecutivos –también guionistas, como debería ser siempre- no pueden encargarse de esta tarea porque otros asuntos les requieren. En este trabajo uno consigue colar de vez en cuando cosas que le gustan y le dan un poco de vidilla, pero son pequeñas migajas respecto al todo.


CS: Hace unas semanas, en una decisión sin precedentes, se tiró a la basura el primer (y carísimo) capítulo de la nueva temporada de Hospital Central por la casualidad en el tiempo con el accidente de Barajas… ¿Qué habría hecho de haber tenido esa responsabilidad en su mano?

GH: Yo, por supuesto, lo habría emitido. Creo que no emitir es una decisión que implica tomar por estúpidos a los espectadores, que saben perfectamente que una cosa no es consecuencia de la otra. Tal vez incluso hubiera supuesto un aliciente para la audiencia, algo en absoluto reprobable, creo yo.


CS: Aunque parece que en la segunda temporada se han suavizado, los primeros capítulos de “Física o química”, con sus protagonistas fumando porros en los baños y follando como conejos, me hicieron sentir muy “madre indignada”. No podía dejar de pensar que esos personajes, queramos o no, crean ciertos patrones de conducta. ¿Qué opina de la responsabilidad de los guionistas ante cierto material sensible?

GH: Tonterías. La televisión es mucho más blanda que la realidad, y su historia nos ha demostrado que va siempre por detrás de la sociedad (porque la televisión generalista es, desde su propia concepción, un medio conservador). La buena ficción no crea patrones de conducta ni los justifica, se limita a contar historias, que es la manera que tenemos los seres humanos de aprender de nuestro entorno desde que dejamos de ser animales hace millones de años (los que dejaron de serlo, al menos). La violencia y el sexo son los colores primarios en la paleta del drama, de la narración. Esas mismas historias que muestra “Física y Química”, e incluso mucho peores, las viven, las ven o las oyen los chavales cada día en sus institutos, sus plazas y en sus casas. Y considero un error de bulto que la cadena les haya obligado a suavizar las tramas. Siempre podrá haber algún volado que se ponga a pegar tiros desde su ventana porque ha visto “Predator” en la tele, pero, corríjame usted, ¿no es posible que la chaladura ya estuviera de antes? Además, ¿no es mejor que esté viendo la tele antes que delinquiendo? (Nótese aquí la jocosa demagogia del argumento).


CS: ¿Qué pasa con Globomedia? ¿Qué falla en una productora que debería ser un paraíso y sin embargo la mayoría de los guionistas echan pestes de ella? ¿Son todos una panda de niñatos a los que habría que mandar a picar piedras o es que las cosas se hacen muy mal en los dominios de Emilio Aragón?

GH: No hay que generalizar. Yo he trabajado en bastantes productoras y siempre te encuentras de todo, feos y guapos, listos y tontos, grandes hijos de puta y grandes amigos. Globomedia cuenta con magníficos profesionales que se han curtido trabajando durante años, que es la única y la mejor forma de curtirse. Es una productora que ha acertado muchas veces con productos bien pensados y ejecutados, pero que no cuida suficientemente a sus trabajadores, por lo que acaba tirando mucho de principiantes (lo que, por otra parte, es una magnífica oportunidad para muchos primerizos, como lo fui yo). Por lo general en las series de Globomedia se curra mucho, se cobra poco (con variaciones según producciones) y se sufre mucho una estructura demasiado jerárquica y piramidal que imposibilita a los creativos ejercer su trabajo con naturalidad. Quizá un problema sea también que hay una serie de puestos directivos copados hace tiempo que impiden que los mejores profesionales que se van formando puedan asumir nuevas responsabilidades, así que muchos acaban marchándose a otras productoras donde se les valora mejor. Y siempre se van los mejores, que son los que van a encontrar trabajo con facilidad. Terminan quedándose los segurolas que dicen a todo que sí, y se pierde el imprescindible espíritu crítico. Globo además, como todas las grandes empresas de cualquier rama, sufre algunas enfermedades difíciles de erradicar como el pasillismo, la exitometría y la reunitis.



CS: ¿Cuántas veces ha intentado colar una serie propia en los despachos? ¿Qué ha pasado con ellas?

GH: Unas cuantas veces, casi siempre en colaboración con otros compañeros y/o productoras. Algunas de esas ideas llegaron a despachos de televisiones pero no convencieron. Algunas otras se están moviendo. Algunas hay también en proceso de creación, una de ellas que me gusta particularmente, lo que multiplica por cien las posibilidades de que nunca llegue a hacerse, claro.



CS: ¿Y el cine? ¿No le tienta? ¿Tiene algo escondido en el cajón?

GH: He escrito algún guión que he empezado a mover con poca convicción. Tengo un proyecto en mente que me gustaría atacar en cuanto tenga una época más relajada, aunque soy consciente de lo difícil que es en este país vender un guión sin director. La escritura de guiones de largometraje me la tomo más como una diversión y una obligatoria tarea didáctica de la que posiblemente no obtenga ningún beneficio, al menos a corto plazo, exceptuando la capacidad de responder afirmativamente a preguntas como ésta.


CS: Puede decir lo que le dé la gana para acabar la entrevista.

GH: En primer lugar me gustaría hacerte la pelota agradeciéndote tu interés por entrevistarme y dándote la enhorabuena por tu blog, uno de los mejores descubrimientos del reciente bloguionismo (por cierto, ¿sabías que yo inventé este término, y el de “bloguionista”?). Ahora, entrando ya en el terreno de la sinceridad, sólo me resta romper una última lanza en pro de los guionistas de este país diciendo que, aunque muchas veces parezcamos quejicas, prepotentes, gruñones e iletrados, la realidad es otra. Casi todos los guionistas que conozco son trabajadores, pacíficos, amigables, brillantes y muy divertidos. Y merece la pena apostar por ellos, aunque sólo sea por la remota posibilidad de que alguno logre con su trabajo hacer que nos sintamos orgullosos de pertenecer a este oficio, y podamos decir sin tapujos “ojala me contraten en esa productora para tener la oportunidad de aprender a hacer ESO”.


Hasta el próximo libro. Mil gracias, Hastiado.