Venga, vamos a cascarnos un post de cotilleo… Antes de nada les aclaro ciertas cosas. “Cari Balboa” es un seudónimo que oculta el verdadero nombre de un personaje absolutamente real, español y apasionante y del que se habló mucho durante un tiempo en determinados círculos. La historia que les voy a contar tiene ciertas lagunas e inexactitudes provocadas por las múltiples fuentes consultadas y por la lógica distorsión del boca a boca. Los comments están a la absoluta disposición de cualquiera que deseé dar más detalles de la historia o aclarar ciertas cosas (siempre y cuando se respete el juego del anonimato, por favor).
La historia de Cari Balboa representa la fusión perfecta entre el famoso sueño americano y la sobada picaresca española.
Nos remontamos a principios del Siglo XXI. Balboa trabaja como dibujante de storyboards para directores de cierto peso de aquí y allá. En esos tiempos coquetea con la dirección de cortometrajes y decide que los pinceles se le quedan cortos y quiere dar el paso a la dirección con mayúsculas. Ni corto ni perezoso se hace una bobina con una selección de sus mejores trabajos como director y se planta en EE.UU. con la intención de moverse por los estudios y cumplir sus deseos de dirigir en la meca del cine.
La historia no tendría nada de particular si nos saltáramos el hecho de que su bobina estaba compuesta por escenas de cortometrajes y películas ajenas. El trabajo de media generación de cortometrajistas de aquella época estaba en la bobina de Cari Balboa. Las escenas más espectaculares, las imágenes más poderosas, los momentos más inspirados de los cortometrajes que más premios ganaron por aquellas fechas fueron fusilados sin piedad.
Pero si el cine español tiene una repercusión mínima más allá de nuestras fronteras, imagínense los cortometrajes. El show-reel de Cari Balboa coló y bien colado. Tanto que un estudio le abrió las puertas de par en par y le encargaron la dirección de una película. Vale, quizá la película no fuera la última superproducción de Will Smith, pero le ponían tres estrellas (no en su mejor momento, pero tenían renombre) en el reparto, un espectacular set en Canadá y unas decenas de millones de dolores de presupuesto.
Con el bombo que se le suele dar siempre cuando un español da el salto a Hollywood ¿por qué nadie se enteró de que Balboa había conseguido tal proeza? ¿Por qué ningún medio se hizo eco de ello? Imagino que el mejor aliado de un impostor es la discreción y Balboa intentó pasar de puntillas para que su increíble logro no se viniera abajo. Aún así llegó a invitar a uno de nuestros directores más punteros, con el que trabajó como ilustrador en ese gran proyecto fallido que cada dos años se habla de él y nunca acaba de despegar. La producción de la película le pagó billete de avión y alojamiento. Y este director flipó, claro…
Aquí los rumores hacen que la historia tome rumbos distintos. Por un lado se dice que a pocas semanas para acabar el rodaje, el bueno de Cari Balboa fue pillado por sus jefes. “Alguien” hizo saltar la liebre de su falsa bobina, fue despedido automáticamente y su trabajo finiquitado por el director de fotografía. Otros dicen que la reacción del estudio fue más benévola y le dejaron acabar la película, pero cerrándole de por vida la posibilidad de volver a sentarse más allá del Atlántico en una silla de director.
Según su imdb no ha vuelto a trabajar desde el 2002.
Estés donde estés, Cari Balboa… a pesar de lo reprochable de tu tropelía y de que supuestamente el fin no justifica los medios… que te quiten lo bailao, macho.