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Ya sé que intentar hacerles leer, en un día como hoy, un texto que no incluya los tags Dharma, Lost, Jack, Locke, Evangeline Lily, Desmond, 6×01, Jacob, el ruso tuerto que no se muere, the constant, teorías o el principio del fin, es misión imposible… pero bueno… ¡Entiéndanme!
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Hace siete años conocí en Pamplona a Robert Mckee, le pedí que me firmara su libro y nunca más volví a hablar con él. Esa fue toda nuestra relación, pero durante los días siguientes, él me estuvo hablando A MÍ durante horas y horas en una sala atiborrada de guionistas.
No sé a los demás, pero durante el transcurso de aquel seminario, yo sentía que cada frase de reprobación que soltaba por su boca en plan “¿No os parece horrible cuando en un guión pasa tal cosa?” yo apartaba automáticamente la mirada y pensaba “Dios, ha visto mi peli”. Ahora me río, pero os juro que hacía algunos comentarios tan concretos que lo llegué a creer en serio.
Un par de años después, también “conocí” a Syd Field cuando vino a Madrid, pero si les digo la verdad no me acuerdo ni de su cara. No sé si fue porque no me firmó ningún libro, porque no resiste la comparación con el primero o qué… pero no recordaría haber estado allí de no ser porque tengo testigos que así lo afirman. A la amiga Linda Seger, por citar a la Santísima Trinidad, no tengo el gusto de haberla tratado. Si alguno de ustedes sí, no dejen de comentarnos qué tal la experiencia en los comments.
Todo esto se lo cuento porque hay mucha gente que me ha preguntado desde entonces si realmente merecen la pena estos cursos y yo siempre doy un SÍ rotundo. ¿Las razones? Ahí van diez…
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