Les advierto de que este es un post endogámico. De esos que dan rabia cuando uno no ha estado en el cogollo. Al menos a mí, que soy una señora cotilla hasta el exceso, me daría. Les pongo en antecedentes…
La semana pasada se improvisa una cena entre Pianista en un burdel y un servidor. Unos días después me encuentro el acta de lo ocurrido publicada en este post.
Nadie me lo ha pedido, pero como en el fondo (y aunque parezca mentira) se trató algún tema interesante quiero aclarar algunas cosas.
1.- El restaurante no se llama “La Endogamia” sino “La Dominga” (recomendable). Si algún lector creía que no existía peor corrector que el del Word, alguien debería pedirle a Pianista el nombre del procesador de textos que usa.
2.- Seguimos con la “endogamia”. Retrocedamos solo 3 meses en el tiempo, piensen en la gente de su entorno… sus compañeros de trabajo, sus vecinos, su familia, sus amigos… ¿Es usted guionista o desempeña alguna labor relacionada con el sector? Borre a todos esos compañeros de trabajo, por favor. Ahora, con esa gran masa limpia de “enteradillos” como nosotros, háganles estas dos preguntas: “¿Conoce a Carmina Ordóñez?” y “¿Cuál es su personaje favorito de Watchmen?”.
Nos guste o no la cultura popular media es ese “conjunto de conocimientos medios” que tiene la media de nuestra sociedad. Diga lo que diga Google, el conocimiento de esa masa sobre Carmina Ordóñez sobrepasa con creces al de Watchmen, incluso después de muerta una y de haberse estrenado/estrellado la otra.
A mí no me gusta el fútbol, pero sé quién es Vicente del Bosque. Nunca he ido al ballet, pero sé quién es Nacho Duato. Nunca he visto ninguna de sus películas, pero sé quién es Jaime Rosales. Básicamente porque estoy en el mundo y porque charlo en cenas con amigos y de vez en cuando veo los telediarios (los mismos que informaron puntualmente sobre la muerte de Carmina Ordóñez).
3.- ¿Un guionista ha de ver series españolas? Quiero creer que un buen profesional, sea cual sea su empleo, conoce la realidad y el día a día de su gremio. ¿De qué me sirve contratar a un decorador de interiores que está al día de todas las tendencias en Estocolmo, que me consigue la estantería más bonita del universo, si no sabe que con las mierdas de paredes de pladur que ponen en los pisos de nueva construcción se me vendría abajo con sólo colocar el primer libro?
Un profesional del guión, al que le presupongo un talento increíble, no sólo debería tragarse todas las temporadas de “The Shield” o de “Mujeres Desesperadas”. También ha de ver al menos uno de los dos capítulos de “El Castigo”, el especial musical de “Aída”. Ha de hacer el esfuerzo y ver, aunque sea durante un rato, cómo ha mutado “Escenas de matrimonio” tras la caída de audiencia o “sufrir” en primera persona el “terror” de “¿Hay alguien ahí?” (¿por qué extraña razón las paredes de todas las localizaciones son de color crema?). Si me apuran, hasta deberían echarle un ojo a “Fama” o a “El juego de tu vida”.
Probar un poco de todo no sólo les servirá para criticar con conocimiento de causa al resto de la profesión en cenas en “La Dominga”. Conocer el medio es conocer al público que nos da de comer. Claro que ese público sabe disfrutar de CSI o House cuando se lo venden y programan bien, pero también hay otro mayoritario que disfrutan de las locas andanzas atemporales de “Águila Roja” y la intensidad de chichinabo de “Entre fantasmas”. Intentar comprender por qué funcionan estos productos también nos hace mejores guionistas y nos dan armas para rebatir y desmontar los argumentos que se esgrimen día a día en los despachos.
Además, les servirá para que no se les quede cara de tonto cuando un productor ejecutivo con más cara de tonto les diga “Esto lo quiero con más mala leche… en el tono de “aquí no hay quien viva” o “Hemos fichado a Leo de OT. Pensad en tramas para él”. Por suerte o por desgracia estar a “esa altura” también forma parte de su capacidad de respuesta y por lo tanto poder dar lo que se nos pide aunque nuestra conciencia no nos permita dormir por las noches.
En los puntos uno y dos tengo razón sin el menor atisbo de duda. El tercero es una opción personal. Allá cada cual…
La semana pasada se improvisa una cena entre Pianista en un burdel y un servidor. Unos días después me encuentro el acta de lo ocurrido publicada en este post.
Nadie me lo ha pedido, pero como en el fondo (y aunque parezca mentira) se trató algún tema interesante quiero aclarar algunas cosas.
1.- El restaurante no se llama “La Endogamia” sino “La Dominga” (recomendable). Si algún lector creía que no existía peor corrector que el del Word, alguien debería pedirle a Pianista el nombre del procesador de textos que usa.
2.- Seguimos con la “endogamia”. Retrocedamos solo 3 meses en el tiempo, piensen en la gente de su entorno… sus compañeros de trabajo, sus vecinos, su familia, sus amigos… ¿Es usted guionista o desempeña alguna labor relacionada con el sector? Borre a todos esos compañeros de trabajo, por favor. Ahora, con esa gran masa limpia de “enteradillos” como nosotros, háganles estas dos preguntas: “¿Conoce a Carmina Ordóñez?” y “¿Cuál es su personaje favorito de Watchmen?”.
Nos guste o no la cultura popular media es ese “conjunto de conocimientos medios” que tiene la media de nuestra sociedad. Diga lo que diga Google, el conocimiento de esa masa sobre Carmina Ordóñez sobrepasa con creces al de Watchmen, incluso después de muerta una y de haberse estrenado/estrellado la otra.
A mí no me gusta el fútbol, pero sé quién es Vicente del Bosque. Nunca he ido al ballet, pero sé quién es Nacho Duato. Nunca he visto ninguna de sus películas, pero sé quién es Jaime Rosales. Básicamente porque estoy en el mundo y porque charlo en cenas con amigos y de vez en cuando veo los telediarios (los mismos que informaron puntualmente sobre la muerte de Carmina Ordóñez).
3.- ¿Un guionista ha de ver series españolas? Quiero creer que un buen profesional, sea cual sea su empleo, conoce la realidad y el día a día de su gremio. ¿De qué me sirve contratar a un decorador de interiores que está al día de todas las tendencias en Estocolmo, que me consigue la estantería más bonita del universo, si no sabe que con las mierdas de paredes de pladur que ponen en los pisos de nueva construcción se me vendría abajo con sólo colocar el primer libro?
Un profesional del guión, al que le presupongo un talento increíble, no sólo debería tragarse todas las temporadas de “The Shield” o de “Mujeres Desesperadas”. También ha de ver al menos uno de los dos capítulos de “El Castigo”, el especial musical de “Aída”. Ha de hacer el esfuerzo y ver, aunque sea durante un rato, cómo ha mutado “Escenas de matrimonio” tras la caída de audiencia o “sufrir” en primera persona el “terror” de “¿Hay alguien ahí?” (¿por qué extraña razón las paredes de todas las localizaciones son de color crema?). Si me apuran, hasta deberían echarle un ojo a “Fama” o a “El juego de tu vida”.
Probar un poco de todo no sólo les servirá para criticar con conocimiento de causa al resto de la profesión en cenas en “La Dominga”. Conocer el medio es conocer al público que nos da de comer. Claro que ese público sabe disfrutar de CSI o House cuando se lo venden y programan bien, pero también hay otro mayoritario que disfrutan de las locas andanzas atemporales de “Águila Roja” y la intensidad de chichinabo de “Entre fantasmas”. Intentar comprender por qué funcionan estos productos también nos hace mejores guionistas y nos dan armas para rebatir y desmontar los argumentos que se esgrimen día a día en los despachos.
Además, les servirá para que no se les quede cara de tonto cuando un productor ejecutivo con más cara de tonto les diga “Esto lo quiero con más mala leche… en el tono de “aquí no hay quien viva” o “Hemos fichado a Leo de OT. Pensad en tramas para él”. Por suerte o por desgracia estar a “esa altura” también forma parte de su capacidad de respuesta y por lo tanto poder dar lo que se nos pide aunque nuestra conciencia no nos permita dormir por las noches.
En los puntos uno y dos tengo razón sin el menor atisbo de duda. El tercero es una opción personal. Allá cada cual…