domingo, 3 de mayo de 2009

El paréntesis: la pesadilla (y II)



Tres días me dio Santiago para preparar el proyecto de serie protagonizado por esos dos ases del humor que son Carmen Revilla y Lina Morganfreeman. Yo, que soy doblemente idiota, no sólo tragué. Además, intenté ir más allá (tampoco mucho más allá, no les voy a engañar). No me conformé con hacer el típico argumento de hermanas que se reencuentran y comienzan su particular “Chicas de oro”. Yo quise darle una vueltecita y de repente les planteé algo que me hizo relativa gracia… ¿Recuerdan “Autopista hacia el cielo”? Pues a propuestas bizarras, soluciones bizarrísimas.

El personaje de Lina moría y su corazón era transplantado al cuerpo de Carmen. Que nadie me advierta en los comments si ya se ha hecho antes o si es viable este tipo de operaciones con corazones tan… “usados”… porque bastante loco es plantear una serie así con Revilla y Morganfreeman. ¿Estamos?

Bien, pues a causa de la operación, ambas quedaban unidas para siempre y Lina se convertía en un fantasma “cachondo” que no dejaba de meter en problemas a Carmen. La cual interpretaba, por supuesto, a una señora de la alta sociedad venida a menos. Un horror, sí, pero de repente me hizo gracia y me vi con fuerza para defender algo así.

Le paso el proyecto a Santiago y sorprendentemente lo entiende y se lo manda a ellas. A ambas les encanta… ¡¿Qué?! ¿Tan fácil? ¿No hay ni un sólo pero?

Sí que lo había. Ninguna de las dos quería hacer de muerta. Imagino que entrando ya en determinadas edades la cosa debe de dar mal rollo. La gracia era que la Morganfreeman fuera la fantasma… podría hacer esos cruces de piernas locos, poner morritos, besarse con señores sin que estos se enteraran… yo qué sé… Le vi posibilidades al asunto, pero Revilla tampoco quería hacer de muerta. ¿Qué hacemos?

“Escribe otra cosa... Menos arriesgada”

Bien, ¿algo menos arriesgado? Vamos allá… ¿qué tal “dos hermanas se reencuentran”? Fantástico. Carmen sigue siendo una señora de la alta sociedad venida a menos. Su difunto marido le acaba de dejar mil deudas y se ve obligada a quedarse en casa de su hermana (prohibido decir si era hermana pequeña o mayor, ya se imaginarán…) que es una viva la vida, solterona, pero con 5 hijos de cinco padres diferentes.

Genial. Esto sí que triunfa. Les encanta a todos, PERO Santiago hace una pequeña observación. Tanto una como la otra tienen mucho papel. Ya no tienen edad para aprender tanto texto. Mete más personajes. Vecinos… novios de hijas… novias de hijos… un portero… Más tramas.

Bien… meto más personajes. Ahora esto es “Aquí no hay quien viva” con las dos viejas; una inocente, la otra alocada y una horda de vecinos. ¿Qué tal así? Santiago contento, pero ellas se quejan. Les da miedo compartir protagonismo. Ellas son las estrellas. Quieren salir todo el rato y de repente, una de ellas tiene una idea genial… Muerte a "Aquí no hay quien viva". Ahora quieren “Se ha escrito un crímen”.

Vamos allá… Ahora hacemos una versión de Jessica Fletcher bicéfala. Cada semana dos ancianas inteligentísimas resuelven un crimen. Una buddy movie, pero con señoras mayores y en la tele. A Santiago se le ocurre cómo titular la serie: “Aquí Paz y después Gloria”. De hecho es el mismo que le quería poner a las versiones de “Autopista hacia el cielo” y al “Aquí no hay quien viva”. Al parecer es un título que vale para todos los proyectos. del mundo ¿Tienen ustedes una peli sobre una invasión alienígena? "Aquí paz y después gloria". ¿Un drama rural sobre las consecuencias del cambio climático? "Aquí paz y después gloria". ¿Ven?

A ellas les gusta, pero las dos quieren ser Paz. Les da igual que después sea Gloria, es decir que sea el nombre de esta la que prevalezca en el título. No importa. Las dos quieren salir primero. No pasa nada. Se cambia el título. ¿Y la serie? ¿Qué tal? ¿Les gusta? No sólo les gusta. Les encanta, pero hay un problema… las dos quieren descubrir al mismo tiempo al asesino. No vale con que cada semana una dé la pista clave y la otra remate. NO. Tanto Lina como Carmen quieren señalar al asesino al unísono. ¿Se imaginan lo que pasó después?

DIMITÍ.

Mentira, no dimití fue más triste que todo eso. Santiago se cansó de ellas. Se hartó y un buen día, como pasa en el 80% de los casos, nunca más se supo del proyecto. Se extinguió sin más. ¿Lo cobré? No. Eso sí… dos meses después y a punto de acabar la segunda versión, logré cobrar la primera. La vida de un guionista sufridor está llena de peajes psíquicos y estas dos viejas glorias fueron uno de tantos.

8 comentarios:

Ruth dijo...

Me he cansado sólo con leerte. Vaya vida la vuestra, y qué poco reconocimiento, ché. Nunca se dirá bastante.

joseangelmadrid dijo...

A mí me recuerda cuando de crío acompañaba a mi madre a la modista. Que si la manga esto, la sisa lo otro, este largo, este fleco, este volante... Lo de ser guionista debe ser parecido, pero haciendo un vestido que guste a dieciocho. Y encima dieciocho caprichosos.

txopsuey dijo...

Mal, muy mal. Hay que cobrar por el trabajo, siempre (aunque sea una miseria, pero se cobra). Y tú no eres ningún recién llegado, Chico.

El Hombre de la Pústula dijo...

Maldita sea, yo habría visto esa serie. Cualquiera de ellas.

Ese momento de descubrir al asesino al unísono, llamándole de usted y señalándole ambas con el dedo...

¡Glorioso!

El Teleoperador dijo...

Lo que no entenderé nunca -menos mal- es la puta obsesión de Santiago con que fuesen Revilla y Morganfreeman que le llevó a tragar con tantos caprichitos. Soy yo y a la segunda gilipollez les digo a la cara que se metan las chorradas por el chocho si aún pueden abrirlo y rescato del olvido a una de tantas grandes que morirían por un papelito en un episodio de cualquier serie. Y por la mitad de dinero y la mitad de la mitad de exigencias.

eduardoritos dijo...

Yo ya me habría buscado otro trabajo.
De hecho, dejé la música por no aguantar a gente así toda mi vida.

El intruso cuentacuentos dijo...

Jajaja... ¡La madre que me parió!, ni que fueran Marlene Dietrich y Katherine Hepburn. Antes de rendirte deberías haber insistido en algún argumento gore con reminiscencias de porno lésbico. Así os reíais todos, y no sólo ellas y sus representantes.

Anónimo dijo...

Gracias por hacerme reír a carcajadas...