viernes, 14 de marzo de 2008

La "documentación"


¿No les parece la parte más apetitosa del proceso de escritura? Fíjense que en el título del post aparece la palabra “documentación” entre comillas. No hablo de pasar tardes enteras en la Biblioteca Nacional revisando tratados del S. XVII, no hablo de entrevistarse con media docena de mujeres maltratadas, tampoco hablo de convivir durante meses con paleontólogos daneses en excavaciones africanas, no…

Hablo de ver pelis… sin más.

Sí, ya sé… Supuestamente los grandes cineastas, esos que nos dejaron grandes clásicos hace décadas, hacían cine desde la misma experiencia vital. Pero a partir de esa nueva generación de cineastas “tarantinianos” hay una nueva saga de profesionales que hacen cine desde el propio cine. No lo ocultan. No nos cuentan su propia infancia como los “clásicos”, directamente nos remiten a las películas de su infancia. Se trata de filmografías influidas por otras filmografías. En el fondo como todas, pero sin esconderse.

Quizá porque mi infancia está libre de despertares sexuales durante la posguerra o porque soy un vago de cojones, me encanta ese momento en el que tienes que trabajar sobre una idea y compras y descargas compulsivamente películas que se asemejan a tu historia.

Cuando empecé a desarrollar la historia del Príncipe, me preparé un buen festín de películas bélicas; Apocalypse Now, La gran evasión, Aliens 2, Doce del patíbulo… Y otras de "corte monárquico" entre las que se coló esta marcianada que tanto me llamaba la atención de pequeño en el video-club.

Por supuesto, también cayó la dichosa “El pelotón chiflado”. La vi por las referencias continuas en la productora hacia ella, y porque no tuve los cojones suficientes como para admitir en su momento que no la había visto. Pero no me parecía buena idea verla. No la consideraba útil para mi tarea porque no quería dejarme influir por otras comedias… quería contar desde mi punto de vista el “drama” de un grupo de hombres en una situación bélica. Desde MI humor… sin más interferencias que las necesarias.

No negaré en estas confesiones (sí en la vida real) que uno se mete estas palizas cinéfilas con el deseo oculto de encontrar grandes momentos que solucionen las lagunas de tu guión o que den un nuevo sentido a ese giro que por narices quieres meter y no sabes cómo.

Y lo mejor de todo, ya vivas con tus padres, con tu pareja o en la más absoluta de las soledades, este proceso de "documentación" implica una excusa perfecta para no cumplir con otras obligaciones. Estás viendo una peli, sí… pero todo lo demás debe esperar porque, aunque tu madre, tu novia o quien sea no lo entienda, ante todo ESTÁS TRABAJANDO.

1 comentario:

Jimmy Jazz dijo...

Jajajaja, que grande y que cierto. Acabo de empezar con el blog desde el principio y ya me tiene en ascuas...