miércoles, 16 de septiembre de 2009

La disciplina y los mañanitos




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Tras el paréntesis del aborto de serie con esas grandes divas de la cinematografía española, me puse de nuevo a la carga con la segunda versión del proyecto que me traía de cabeza.

Creo que nunca antes me había esforzado tanto en escribir algo. Imagino que el hecho de que me hubieran apaleado vivo con mis anteriores películas y el ver cómo otros compañeros lo petaban más por menos, me hizo aferrarme a este guión como Kate Winslet al cacho de madera aquel.

Me había impuesto, como los personajes de mi historia, una disciplina castrense.

No creo en el escritor bohemio que sólo se sienta cuando le llega la inspiración o cuando no anda depresivo. Creo en el esfuerzo y en el curro diario. ¿Somos profesionales, no? Pues no queda otra.

Todas las mañanas en pie a las 9 de la mañana. Y “todos los días” significaba sábados y domingos incluidos. A las doce, breve parón para tomarme… ojo a este dato entrañable… un dan’up y un mañanitos. (Antes de que digan nada sobre esta confesión, les aclaro que tengo más de 9 años y que no todos los guionistas escribimos con un cenicero a rebosar de colillas y un dry martini al lado).

Después de comer vuelta al tajo. Prohibido una breve cabezadita ante la tele. Luego no hay Dios que reactive la cabeza de nuevo. Y a partir de ahí, el número de horas dependía de la agenda social.

En caso de que no hubiera plan, las noches de las primeras semanas me documentaba viendo películas relacionadas con mi historia. A partir de la segunda semana estaba hasta las narices y me alejaba de todo lo que oliera a milicia. A eso se le llama: desconectar en el momento adecuado.

Y ahora imagínense este párrafo como una secuencia de montaje. Chico Santamano escribiendo ante su ordenador. Los días pasan. Los vasos de dan’up son ingeridos como agua. Los envoltorios de mañanitos se acumulan sobre la mesa. Su barba pide a gritos un afeitado urgente. Pero sonríe emocionado… quizá le haga gracia sus propios chistes o quizá vea con satisfacción cómo el final de una muy buena versión de su guión estaba por fin a punto de ver la luz.

Cinco semanas después de ponerme con el guión se lo mandé por mail a Santiago. Unos minutos después me contestan lo siguiente:

“Chico, gracias. Se lo imprimo y se lo dejo sobre la mesa.
Sole”

Efectivamente, Santiago, como tantos otros productores de la vieja escuela, no han tocado un ordenador en su vida. Ni ganas, claro. Conociéndole, daba por hecho que tardaría al menos una semana en leer el guión, pero me llamó eufórico esa misma tarde.

Me dice que ha visto el guión y que es imprescindible que metamos un par de secuencias en un hotel. Le digo que es difícil. El 90% de la película se desarrolla en un desierto de Afganistán. Pero no hay más sordo que el que no quiere oír. Al parecer tiene un nuevo amigo. Es el dueño de un hotel RH (sí, es un seudónimo muy elaborado) de Valencia y quiere que el insigne edificio aparezca en la película.

En ese momento la pregunta es obligada: ¿Santiago, has leído el guión? Su respuesta me removió en el estómago lo que quedaba de los 37 mañanitos ingeridos durante el último mes.

“No, no… lo he visto aquí encima de la mesa. Este fin de semana me lo leo, pero tú ve metiendo lo del hotel, ¿eh? Que es importante”.

El puto hotel, claro.

Continuará…

9 comentarios:

Marcelo Cabrera dijo...

Chico, me he identificado mucho con este post! Primero, con lo que cuentas de la preparación pre-escritura... me ha pasado de extenderla días y días con tal de no enfrentar de una vez la puta página en blanco. Y luego con las imposiciones de producción... escribiendo telenovelas, tienes un hotel todos los días... e incluso cosas más inverosímiles, como productos sanitarios dentro de una tira juvenil (caso real). En fin... muy bueno el post y el blog! Si quieres visitar el mío (somos colegas) lo encuentras en http://aventurasdeunguionista.blogspot.com/. Un abrazo!

Paco dijo...

Señor Santamano, meta ya el hotel y no se queje tanto. Total, ¿que hay de raro en un hotel RH en mitad del desierto de Afganistán? Así podrán hospedarse la Ministra de Defensa y el Ministro de Asuntos Exteriores. No los vamos a meter en un hotel afgano...

Javi-LHP dijo...

Jooooooooooder. Eso tiene que escocer mucho. Siento que a los guionistas os toque pasar por semejantes humillaciones tan a menudo.

Estas cosas demuestran que todos los retratos sobre inhumanos productores son ciertos en el 99% de los casos.

En fin, imagino que habrá que hacer una versión "con hotel" y otra "sin hotel" por si se le pasa la ocurrencia.

TREST dijo...

Esto...hmmm.... Javi, ¿Tú a cuántos productores conoces?

txopsuey dijo...

Un flash-back, tío. Uno de tus personajes, a punto de morir en el desierto, recuerda aquel delicioso fin de semana con su novia en un precioso hotel de Valencia. En Lost lo hacen todo el rato y queda genial.
Me debes un dan up.
Saludos.

Curro dijo...

Podrías ingenartelas para que el hotel fuera el asesino. Eso sí que no se lo espera ni cristo.

"les aclaro que tengo más de 9 años y que no todos los guionistas escribimos con un cenicero a rebosar de colillas y un dry martini al lado". Esto me ha encantao! :D

Y ahora tengo que escribir "polychot" para validar el comentario.Polychot... mola.

quitus dijo...

pillaté Babel.
pones una trama japonesa a la peli (que venga a cuento es lo de menos) y que salga el hotel (bueno, si RH no tiene hoteles en Japón, prueba con Hawai o el Caribe o algo así).
no sé, aunque sea como un intermedio musical de los Hermano Marx. que no viene a cuento. que el público desconecta y todo eso. pero que el productor lo flipa. (a poder ser, que salgan bonitos planos de la "pilingui" que se esta cepillando el productor, y quizás un cartelito con la leyenda: esta se folla al productor de la peli o algo asín......).

p.d: huy, lo del cartelito no colaría, ¿no?

;) ;) ;) ;) ;) ;) ;) ;) ;) ;) ;)

p.d 2: en serio, que le sean leves las lavativas propuestas por los productores.

Espanis Sico dijo...

¿Un hotel asesino? Eso ya existe. Se titula EL RESPLANDOR.

Anónimo dijo...

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